Andrés Avelino Cáceres

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Óleo sobre tela, 107 x 73 cm

En el anverso, firma: «J. Sabogal / Lima 1920»

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Comentario: Uno de los más connotados jefes militares de la Guerra del Pacífico, el general Andrés Avelino Cáceres (1833-1923), logró sobrevivir al conflicto y se mantuvo activo en la vida nacional hasta entrado el siglo XX. Su fama provenía de las guerrillas de resistencia contra el invasor organizadas por él en la sierra central, que no dieron tregua a las tropas chilenas. Al llegar la postguerra fundó el partido constitucional que lo llevó en dos ocasiones a la presidencia de la república. En julio de 1919, el apoyo de Cáceres al golpe de estado organizado por el presidente electo Augusto B. Leguía contra José Pardo y Barreda sin duda propició que, a fines del mismo año, la Asamblea Nacional le concediera el grado de mariscal del Perú, en reconocimiento de sus pasadas hazañas guerreras. Seguramente con el propósito de perennizar ese acontecimiento, José Sabogal se encargaría poco después de pintar este retrato del flamante mariscal. El joven pintor acaba de retornar desde Argentina, donde culminó su formación, y su ingreso a la escena limeña no pudo ser más auspicioso. En junio de 1919 presentaba por primera vez un conjunto de lienzos realizado en el Cuzco que marcaba el inicio de una corriente pictórica nacionalista. Seguramente el éxito unánime de esa muestra influyó para que Sabogal fuera convocado como profesor auxiliar de pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes poco después de su fundación. Si bien este importante proyecto pedagógico había sido iniciativa del anterior gobierno civilista, en el marco de la “república aristocrática”, Augusto B. Leguía daría un renovado impulso a la institución para incorporarla a su proyecto de la “Patria Nueva”. Es precisamente en esa coyuntura de cambio político cuando Sabogal plasmaría esta efigie, con un estilo que deja entrever la influencia de la pintura oficial de Daniel Hernández, aunque adoptando una factura más sintética y modernista. De hecho, Sabogal no se ciñe a las formalidades del retrato oficial sino que plantea, con sorprendente libertad, una suerte de efigie heroica de este legendario caudillo conocido, incluso por sus adversarios, como “el brujo de los Andes”. A los ochenta y siete años, Cáceres aparece aquí vestido con el uniforme militar que nunca abandonó del todo y luciendo las largas y encanecidas patillas “a la austriaca” que identificaron su figura a lo largo del tiempo. Sentado de perfil en un promontorio andino, contempla desde lo alto el vasto paisaje que fue escenario de la campaña de la Breña. Su gesto reflexivo no solo corresponde a una serena ancianidad sino que denota una clara conciencia sobre el lugar que le estaba reservado dentro de la memoria histórica del Perú (Luis Eduardo Wuffarden).

Bibliografía: «Donativo al gobierno peruano». Cultura Peruana, Lima, n. 93 (marzo de 1956); Luis E. Wuffarden. El Arte de Torre Tagle. La colección del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. Lima: Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, 2016, 132-133

Fotografía: Daniel Giannoni