Velorio del Poeta

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Óleo sobre tela, 48,5 x 62,5 cm

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Comentario: Entre las escasas pinturas que el joven Ignacio Merino dejó en Lima, mientras dirigía la Escuela de Dibujo y Pintura, se encuentra esta misteriosa escena de género, tradicionalmente conocida como el Velorio del poeta. La obra perteneció a la colección de José Dávila Condemarín (1799-1882), intelectual y diplomático trujillano que en 1856 abría al público el primer museo privado de Lima, en una casa de la calle del Correo. Según deja entrever el catálogo de sus fondos, publicado ese mismo año, se trataba en realidad de un “gabinete de curiosidades”, compuesto por piezas que alternaban el interés naturalista con el arqueológico o artístico. En su sección pictórica sobresalía “un bellísimo cuadro que representa un viejo lamentando la muerte de un amigo. Esta es obra original del peruano, célebre en el arte y muy conocido ya en Europa, el señor Merino”. Ello ha permitido identificar el lienzo del museo Dávila Condemarín con esta composición, que ingresó a la Cancillería como parte del legado de Zoila Aurora Cáceres. Su protagonista central es un anciano harapiento y pensativo sentado en primer plano, con la mirada elevada al cielo mientras vela el cadáver de un hombre negro que yace junto a él, en segundo plano. La pobreza de la habitación penumbrosa donde se desarrolla la escena resulta subrayada por una hornacina abierta en el viejo muro del fondo, donde se ve un tosco candelero, un rosario y algunas estampas devotas. Aunque resulta difícil determinar con precisión la escena narrada, esta se relaciona temática y formalmente con una de las ilustraciones que hizo Merino para la edición parisina de la Lima por dentro y por fuera de Esteban de Terralla y Landa, publicada por el editor Mercier en 1854. Ese dibujo comenta un pasaje del texto satírico de Terralla, referido a la muerte del supuesto autor del poema (Simón Ayanque), de donde probablemente se ha tomado el título del cuadro. Sea como fuere, la obra parece reelaborar el tópico romántico de la vida bohemia, evocando a su vez el tema de los “filósofos”, tan frecuente entre los pintores de la gran tradición italiana y española. Merino aborda aquí el asunto desplegando el trazo un tanto esquemático, así como la pincelada densa y la paleta predominantemente parduzca que caracterizan su estilo temprano (Luis Eduardo Wuffarden).

Bibliografía: Luis E. Wuffarden. El Arte de Torre Tagle. La colección del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. Lima: Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, 2016, 90-91.

Fotografía: Daniel Giannoni